Ser bilingüe significa hablar dos idiomas a nivel nativo. Para
que un niño llegue a ser bilingüe hace falta que pase más del 20% de sus horas
activas inmerso de manera natural en otro idioma, manteniendo encuentros
comunicativos personales, interactivos y significativos.
Esto significa que, ni los centros escolares que dicen ser bilingües
convierten a nuestros hijos en ello, ni mucho menos es suficiente con Dora la exploradora.
El periodo óptimo para aprender otro idioma, o más, va desde
el nacimiento hasta los tres años, a la vez que se establece su lengua materna.
De los dos a los siente años aún son capaces de procesar varios idiomas en
senderos paralelos, después el aprendizaje se considera segunda lengua, pues ya
se activarían estructuras diferentes a nivel cerebral.
Existen estudios que demuestran que existen diferencias
estructurales entre un cerebro expuesto a un único idioma o a más de uno. Una
persona bilingüe activa la misma zona cerebral hable en un idioma o en otro. Sin
embargo un monolingüe activa diferentes zonas.
Entonces, ¿cómo se llega a ser bilingüe? Pues, teniendo padres que hablan diferentes lenguas o estando en un país diferente con lengua distinta
a las que hablan los padres o recibiendo una educación en otro idioma. Ojo,
porque no es lo mismo un colegio bilingüe que un colegio inglés.
Muy lejos de lo que se pensaba en cuanto a que el bilingüismo
confundía al cerebro existen muchas ventajas al procesar dos idiomas. Por ejemplo, la capacidad metalingüística (cuando el propio lenguaje se refiere a sí mismo)
es mucho mayor y ésto se ve reflejado de manera positiva en el acceso a la
lectura y escritura. También genera más facilidad para aprender otras lenguas,
mayor flexibilidad mental que aumenta la resolución de conflictos, y mejora en
algunas funciones ejecutivas, sobre todo en la atención selectiva.
En cuanto a desventajas, en algunas ocasiones pero no
siempre, los niños y niñas tardan más en hablar, lo que supone un pequeño
retraso sin ser patológico. Según Ellen Stubbe Kerter, presidente de Bilinguistics, empresa dedicada a la
enseñanza de idiomas, “Las investigaciones indican que el bilingüismo no causa retraso
en el desarrollo del habla ni del lenguaje”.
Con que uno de los padres hable siempre en otro idioma no es
suficiente para aprenderlo, contrario a lo que pensamos los niños no aprenden
sin querer, aprenden por necesidad, por eso ser bilingüe conlleva su pequeño
esfuerzo. Así que algunas acciones que favorecen el bilingüismo serían tener
claro cuál de los padres va a ser quién le habla en otro idioma, que sea la
persona de referencia y, además, que siempre le hable en ese idioma. También es
conveniente leer libros, cuentos, escuchar canciones, ver películas y acudir a
eventos o juntarse con personas que hablen ese idioma. Y por supuesto visitar
el país o región donde se habla.
No obstante, aunque no tengamos hijos bilingües, mi consejo
es que desde el nacimiento estén expuestos a los diferentes sonidos de otros
idiomas pues es en los primeros años de vida cuando desarrollamos nuestro “mapa
auditivo”. Esto favorecerá la pronunciación de los sonidos tan diferentes, y que tanto nos cuestan de mayor, al aprender el segundo idioma.
Por último lanzar una pregunta al aire, ¿Es real el nombre
de colegio bilingüe? ¿Es factible el proyecto en sí? ¿Es posible crear alumnos bilingües
una vez comenzada la educación primaria?... Ahí lo dejo.
Pinchando aquí podéis ver algunos libros recomendados sobre el tema y si
queréis más información sobre bilingüismo pinchad aquí.
See you son!
Seyla
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