Tan sólo llevo unos años trabajando como maestra pero en mi vida ya se han cruzado varias estrellas, de esas que cambian tu rumbo, tu naturaleza, de esas que te transforman por dentro, de las que cuando ves ya no vuelves a ser la misma.
La primera de estas estrellas fue aquel niño, no recuerdo su
nombre, desconocido, que sin él saberlo me invitó a descubrir el mundo del
autismo. Yo tan sólo era monitora en un comedor y aquello cambio mi vida. Aquella
estrella me guió a descubrir mi vocación. Y ahora soy maestra, gracias anónima
estrella.
Por el camino encontré otra estrella, esta con nombre,
Abril. Fue mi primer amor y juntas conseguimos mucho, ella me enseñó tanto… “Los
niños con autismo no quieren abrazos” había oído muchas veces. Los niños con
autismo son como todos, primero niños, y después tienen sus preferencias. Y a
Abril no sólo la abracé sino que la comí a besos una y mil veces.
Y desde entonces hasta ahora muchas han sido las estrellas
que encontré, unas brillaron muy fuerte, otras fueron fugaces, pero todas,
todas importantes en mi cielo. Por suerte sigo encontrando estrellas en mi día
a día, personas que me sorprenden por su capacidad de lucha, por sus ganas de
aprender, por su amor…y cada vez que una de ellas me mira, cada vez que
conectamos, recuerdo por qué soy maestra, por qué puse mi vida patas arriba y
decidí ser lo que soy. Qué gran suerte
la mía, trabajar en un firmamento plagado de estrellas…
Ser madre me ha hecho más grande, más sensible, me ha cambiado
en muchas cosas pero sobre todo me ha abierto los ojos a la comprensión. Desde que
Lluvia nació no sólo pienso en mis grandes estrellas, sino en esas madres
valientes, que luchan, que a pesar de la dificultad siempre visten una sonrisa.
Esas mamás que ante la discreción del autismo aguantan miradas del resto, de
incomprensión, censuradoras, de pena, de nada…sólo miradas, pero ahí están.
Desde el pequeño público al que desde aquí puedo llegar, mi
reflexión no se queda sólo en eso, se extiende a una petición. Por un lado,
investiguen, lean, no sólo oigan sino escuchen, porque las voces del autismo
están gritando muy alto. Hay más niños con diagnóstico de Trastorno del
Espectro Autista que de Síndrome Down. Y por otro, abran su mente, sean pacientes
y den una oportunidad a todo el mundo, no juzguen sin conocer porque quizás ese
niño que el otro día gritaba y pataleaba en la sala de espera del médico no tenía
un simple berrinche, quizás no entendía lo que pasaba, quizás la solución no
era “un azote a tiempo”. Cada madre sabe como ejercer, cada familia es un mundo
y cada niño es una estrella.
Seyla
6 comentarios:
Tú fuiste Mi estrella aquel 31 de Agosto de 2010 que me sigue guiando. ¡Cuán orgulloso estoy de ti! Te quiero.
Ole,ole y ole.
Que bonita tu reflexión,has hecho que me ponga manos a la obra para entender esa parte tan desconocida de algunas de estas personitas.
Gracias y un besazo
Que suerte tienen estas estrellas de haberte encontrado en su camino. Con tú dedicación, coraje y profesionalidad. Tú has sido mi estrella en muchos momentos de mi vida. Te quiero flor de loto.
Joooo Jon, que bonito... Muchas gracias, aunque ya no hace falta que nadie te guíe, seguro. Yo también!
Muchas gracias por tus palabras, es todo un halago. Me encanta tu reacción! esa es mi intención, que todos nos pongamos manos a la obra, porque de verdad, que merece la pena.
Gracias a ti, un abrazo :)
Que decirte Nuria que tu no sepas... Que suerte la mía, siempre la mía, que caigo en lugares maravillosos con gente tan especial, y no hablo sólo de mis pequeñas estrellas, también hablo de las grandes. Las que son como el cometa Halley, como tú.
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