lunes, 24 de marzo de 2014

Juego y lenguaje


El juego es la herramienta a través de la cual el ser humano aprehende el mundo. A través de él las habilidades necesarias para descifrar el funcionamiento y las reglas del mundo se van adquiriendo de manera paulatina (Carolina Grellet,2000). A través del juego el niño elabora su realidad, la organiza y le da sentido.

Además de ser un facilitador de aprendizajes favorece el desarrollo de la comunicación verbal y no verbal, fomenta la interacción entre iguales y favorece el aprendizaje en la resolución de conflictos.

Según la edad y el desarrollo de nuestros pequeños su juego y la finalidad de éste irá cambiando, el único matiz que siempre se mantendré es que siempre es divertido.

Existen juegos de diferente tipo según la edad y desarrollo del niño o niña. Los primeros juegos que surgen son de tipo físico o sensoriomotor (Piaget*), éstos se centran en la acción o sensación. Consisten en la manipulación y exploración intencionada de juguetes. Los bebés se divierten mirando rostros, llamando nuestra atención, pidiendo la repetición de patrones. Es la etapa de los juegos típicos de “mimitos, caricias…”, “aserrín, aserrán”. Inicialmente el niño muestra interés por las personas, más tarde lo hará por los objetos y después establecerá una relación triangular queriendo compartir objetos con el adulto. Ya hemos comentado en ocasiones anteriores la importancia que tiene para el lenguaje el desarrollo de los juegos de maternaje y del pre-diálogo (baby-talk) entre madre y bebé.

Ésta es una etapa de exploración locomotriz, investigadora, de búsqueda, poniendo a prueba objetos y buscando nuevos estímulos.

Entre los 12 y 17 meses aparece lo que María Gortázar* llama las categorías pre-simbólicas, anterior al juego simbólico, donde los niños y niñas comienzan a identificar el uso funcional de los objetos de la vía diaria. Por ejemplo jugar a peinarse con un peine.

A partir de los 18 meses los niños y niñas comienzan a realizar las acciones anteriores sobre un objeto o persona. Por ejemplo, peinar a una muñeca o a mamá. Después estás actividades se amplían a más de un sujeto, por ejemplo dar café a mamá, al muñeco, al osito…

Hasta el momento las representaciones que se realizan han sido aisladas, sin ser secuencias completas. Hacia los 22 meses comienzan a ser más largas aunque sin mucha coherencia (dar de comer a la muñeca, luego juega, de nuevo a comer).

Cuando estas acciones incluyen la sustitución de objetos, haciendo que un objeto haga la labor de otro, cuando se atribuyen propiedades a un objeto durante el juego (curar una herida o soplar la sopa caliente) y se usan escenas u objetos imaginarios se considera que ha aparecido lo que se llama juego simbólico.

Es a partir de los 30 meses, unos 3 años, cuando comienza la representación de hechos que no forman parte de su repertorio de acciones sino de otros, por ejemplo jugar a las peluqueras, secuenciando acciones:  saludos al entrar, te sientas, te corto el pelo, te peino, te cobro). Ya los muñecos toman un papel activo y las secuencias son coherentes. El juego es más un juego de rol, de representación de un papel. A partir de los tres años los niños pueden realizar planes previos a la acción, hablando sobre el papel que ocupa cada uno, lo que va a ocurrir, dónde y cómo realizar la acción…

Durante toda esta evolución del juego, desde el funcional hasta el juego de rol o de planificación de acciones, el lenguaje es el hilo conductor. En muchas ocasiones cuando los pequeños juegan les vemos hablar solos, hablar con los muñecos y mantener conversaciones imaginarias. Están organizando su lenguaje a través del uso, de la vivencia de escenas cotidianas y poniendo en práctica lo que ven en los adultos. De nuevo la importancia de dar modelos correctos, en forma y uso se hace patente.

A partir de los 7 años comienzan los juegos grupales y de reglas. El niño cada vez se parece más al adulto, la socialización del pensamiento se manifiesta en juegos de reglas como las cartas, azar o juegos de mesa.


Y vosotros, ¿A qué jugáis con vuestros peques?


Hasta dentro de unos días!!

Seyla



*Jean W.F. Piaget (1896-1980) fue epistemólogo, psicólogo y biólogo famoso por sus aportaciones al estudio de la infancia y por sus teorías de desarrollo cognitivo y de la inteligencia. Si quieres saber más pincha aquí.
**María Gotázar. Psicóloga del servicio de Atención Temprana de Lebrija (Sevilla). Consultado el documento “Apuntes para la evolución del juego simbólico”.

lunes, 17 de marzo de 2014

El juego de "la entrevista"


Tengo la gran suerte de rodearme de grandes profesionales y amigos. Uno de estos “fichajes” en mi vida es Nuria Martínez, profesora de Educación Infantil, con gran vocación y  unas ganas de cambiar el mundo impresionantes. Fue ella quien un día me hablo del juego de “la entrevista”, entre muchos otros, y que yo he puesto en práctica en muchas ocasiones.

La entrevista es una actividad o juego que podemos llevar a cabo con los peques a partir de los tres años. El juego consiste en decirle al niño que piense que es un objeto, por ejemplo una mesa y a partir de ahí realizar preguntas como si fuese una entrevista.

Por ejemplo, la entrevista podría contener preguntas como:

-¿Y tú que eres? , ¿Para qué sirves?, ¿De qué color eres?, ¿Dónde vives?, ¿Cómo te gusta que te traten?, ¿Quiénes son tus amigos?, ¿Quién es tu familia?...

Con esta técnica los niños y niñas desarrollan la función imaginativa del lenguaje además de potenciar la expresión oral, el diálogo,  la ampliación de vocabulario comprensivo, conocer el uso de los objetos (¿Para qué?), las familias léxicas-semánticas, (¿Quiénes son tus amigos?-la silla, el armario, ¿Quién es tu familia? la mesilla).

Pero también favorece otros aspectos como son el aprendizaje de normas y valores (¿Cómo te gusta que te traten?), de conceptos (¿de qué color eres, tamaño, forma…?) y el desarrollo de la creatividad e imaginación.

Es una actividad que puede ser muy divertida, podemos usar algo como micrófono o incluso darle la vuelta y que después sea el niño o niña quien nos pregunte a nosotros, o si son varios niños podemos enseñarle el juego para que lo hagan entre ellos.

Yo hago con Lluvia una versión “light” que consiste en preguntar- ¿Cómo te llamas?- Y contestamos cualquier cosa como -Me llamo silla- o – Me llamo gato y hago miau-. Lo hacemos mucho en el coche para entretenernos y a ella le encanta.

Es algo facilito pero que da buenos resultados, además es divertido y les suele gustar.


Hasta dentro de unos días!

Seyla

lunes, 10 de marzo de 2014

Vocabulario emocional


Todos sentimos diferentes emociones; estamos felices, enfadados, frustrados, contentos…la gran diferencia reside en cómo las gestionamos y manifestamos. Esta parte quizás es la más difícil de trabajar, ni siquiera los adultos en muchas ocasiones sabemos cómo hacerlo, pero sí que hay algo que podemos hacer por nuestros peques y que va a favorecer, al menos, el reconocimiento de las mismas. Me refiero al vocabulario emocional. Dotar a los niños de un vocabulario emocional no sólo va  enriquecer su léxico sino que va a ayudarles a expresar sus sentimientos y emociones lo que favorecerá una gestión mejor de éstas.

No sólo nos sentimos tristes, enfadaos o contentos…a veces nos sentimos frustrados, sentimos nostalgia, sentimos pena o incluso envidia. Todo ello son emociones y tendemos a etiquetarlas siempre en las principales: triste o contento.

Las emociones forman parte de nuestro día a día y es imposible evitarlas. Además cumplen una serie de funciones vitales, según Revee (1994) todas cumplen una función adaptativa, función social o motivacional. Las emociones adaptativas preparan al organismo para la acción. Las de función social sirven para comunicar nuestro estado de ánimo. Y la función motivacional facilita las conductas motivadas.

Dentro de las emociones existen emociones primarias, que surgen en los primeros momentos de vida, y secundarias, éstas también se denominan sociales, morales o autoconscientes y surgen en torno a los dos años y medio o a los tres. Para que surjan es necesaria la aparición de la identidad social, el niño debe estar iniciado en la internalización de ciertas normas y debe ser capaz de avaluar su identidad personal de acuerdo a estas normas.

Las emociones primarias serían: la sorpresa (con la función adaptativa de exploración), el asco (de rechazo), la alegría (de afiliación), el miedo (de protección), la ira (de autodefensa) y la tristeza (de reintegración).Y las emociones secundarias son la culpa, vergüenza, orgullo, celos, arrogancia, bochorno….

Como veis existen muchas más emociones que estar contento o enfadado. Incluso varias manifestaciones de cada una, por ejemplo cada persona expresa la alegría de una manera. Y de igual modo existen manifestaciones iguales para diferentes emociones, como puede ser llorar; de emoción, de pena, tristeza, alegría, de dolor…

Para que nuestros hijos sean capaces de expresar el por qué de sus manifestaciones emocionales, por ejemplo llorar, deben saber reconocer cómo se sienten y para ello es imprescindible dotarles de un amplio vocabulario emocional.

Un ejemplo de cómo hacerlo en niños de 2-3 años lo vi hace unos días en la escuela infantil de Lluvia (E.I. Extremadura, Madrid) a través de la expresión visual de las diferentes emociones, con un índice en medio para señalar el estado de ánimo de cada uno.


Así que animaros a sentir y a expresarlo incluso en vosotros mismos. Hay veces en que nos sentimos tristes o cansados, por ejemplo, y ellos lo notan, no tengáis miedo de decirlo, para que puedan ver cuál es la expresión de la tristeza o el cansancio y “etiquetar” la manifestación emocional con la emoción.



Un abrazo y hasta dentro de unos días!

Seyla

domingo, 2 de marzo de 2014

Canciones y retahílas


Desde mi embarazo me preocupé mucho por cantarle a mi barriga, a pesar de lo mal que lo hago, y de escuchar mucha música y variada. Había una canción que cantaba mucho, esa misma canción era la que más tranquilizaba a Lluvia cuando nació. ¿Casualidad? No lo creo. Creo más en la ciencia, en los estudios que demuestran que a partir de la semana 20 de embarazo el bebé percibe sonidos del exterior,  no olvidemos que el sonido se transmite por ondas y el medio que les rodea es líquido. No sólo creo en el beneficio directo de cantar sino en la sensación que la música ejercía en mí, en mi calma y en que yo se lo transmitía a mi bebé…

Son muchos los beneficios que podemos encontrar en cantar a nuestros niños no obstante intentaré centrarme en los beneficios de carácter comunicativo y lingüístico.

De todos es sabido que “la música amansa a las fieras”, relaja, calma y tranquiliza. Posiblemente este sea el mayor beneficio cuando se es bebé. La música también es un facilitador social, cantar a un bebé facilita que nos mire, que dirija la mirada hacia nosotros, nos escuche y disfrute del placer de estar con otras personas. Además le ayudará a relacionarnos con nuestra voz y poco a poco irá identificando las voces con los rostros. Le estaremos ayudando a acercarse al mundo de los sonidos, de las palabras…

En cuanto empiece a balbucear le encantaran aún más las canciones con rimas y estrofas repetitivas. Lo que conozco, lo que se repite me da seguridad, se lo que viene a continuación y eso me gusta. Seguir el ritmo con las manos, dando palmas o moviéndose ayuda a interiorizar el ritmo. Si acompañamos todas estas canciones con gestos ayudaremos en el desarrollo de su psicomotricidad, coordinación y expresión gestual.

En cuanto empiezan a hablar el mundo de la canción se convierte en un fuerte apoyo y en un elemento motivador. A ellos y ellas les encanta cantar y que nosotros les miremos o lo hagamos con ellos, una vez más cantar nos ayuda a establecer relaciones con otros.

Y para los más mayores las canciones suponen una vía de aprendizaje, a través de estas aprenden conceptos básicos, historias, moralejas…

Los beneficios de las canciones y retahílas infantiles en el proceso de comunicación y lenguaje son:

Mejorar los prerrequisitos para el lenguaje oral como son la atención, el uso del contacto ocular y la mejora de la expresión gestual. Mejora la compresión y asociación auditiva y también la percepción visual del habla potenciando la lectura labiofacial.

A nivel fonético-fonológico, pronunciación, mejora la funcionalidad de los órganos fonoarticulatorios, también la integración de los sonidos y la memoria secuencial auditiva mejorando la inteligibilidad del habla.

En cuanto a la organización del lenguaje, plano morfosintáctico, facilita la comprensión de la frase y su posterior uso, ayuda en el aprendizaje de la frase, desde simples a más complejas. Favorece la generalización de concordancias de género y numero.

Con las canciones aumenta la adquisición de vocabulario, plano léxico-semántico, potencia la asociación de sonido (palabra) y significado. Se aprenden objetos, acciones, cualidades, familias de palabras, los conceptos de relación espacial (arriba, abajo) favorecido por el movimiento, las relaciones temporales (día, noche)…

Y por supuesto facilita el  control del volumen, la intensidad, el tono y el ritmo del habla. Las terapias basadas en el canto son muchas y se usan en casos de trastornos espeficicos del lenguaje, en disfemia (tartamudez) y otras alteraciones de la prosodia (entonación y melodía del lenguaje).


Y no sólo esto, sino que despierta la pasión por la música, el gusto por el arte, el placer por conocer nuevos sonidos. Los niños que cantan y escuchan música desde pequeños muestran más creatividad y capacidad resolutiva. 


Así que después de todo esto espero que os hayan entrado ganas de cantar. Yo os animo a cantar y a escuchar música, de todo tipo y variada. Y no solo en castellano sino también en otros idiomas.



Un saludo y hasta dentro de unos días!

Seyla
 

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