Esta noche me desperté llorando,
quizás tuve una pesadilla, no recuerdo bien pero me sentía sola. No sabía cómo
expresarlo así que lloré. Quería que mi
marido me hiciese caso así que lloré. Le pedí un abrazo, que me protegiese
en sus brazos, que me acurrucase…pero como estaba malhumorado por el despertar
no me hizo caso, me llamó caprichosa y me dejó durmiendo sola porque dice que
si no me acostumbro. Tampoco me abrazó por si me acostumbro a sus brazos pero yo
solo quería su consuelo y se lo pedía a través de mi llanto. Me sentí
abandonada y sola. Cuando nos despertamos mi
marido seguía de mal humor, supongo que por el despertar nocturno. Yo no lo
hice apropósito. A pesar de esto mi marido es lo más importante de mi
vida.
La comida no me gustó, por
ello retiré el plato y apreté la boca,
no quería comer. Pero mi marido me
obligó, incluso se enfadó. ¡Pero es que yo quería macarrones! Así que por más
que lo intentaba yo cerraba la boca. Así que mi marido se enfadó, retiró mi plato pero no me dio otra cosa. Me llamó
niña caprichosa. Aunque se enfade mi
marido es lo más importante de mi vida.
Por la tarde yo solo pensaba en estar
con mi marido. Mi marido estaba leyendo el periódico así que de un manotazo, para
llamar su atención, se lo quite de delante, era mi manera de decirle que me
haga caso. ¡Madre mía como se puso! Me gritó y me dijo que estaba tenía harto.
Me puse a llorar porque no me gusta que me grite y se enfadó más. Me dijo
que siempre estoy llorando, pero tampoco sé que hacer para que me haga caso,
tampoco sé que quiere que yo haga…no me lo dice, solo me regaña.
Cuando me quise dar cuenta mi marido se había ido, sin avisarme,
sin mediar palabra. Allí me dejó con un familiar. Sin explicarme dónde iba, con
quién me quedaba, cuándo volvería… ¿Creéis
que así yo puedo confiar en mi marido?
Aún así mi marido es lo más
importante de mi vida.
Cuando llegó, mi marido, estaba cansado para hablar,
no tenía ganas de abrazarme. Me dio un beso rápido pero yo quería más así que
me agarré fuerte a su cuello y mi marido
dijo: “me haces daño”. Como me sentía enfadada le di un manotazo, quería expresar
mi ira. Y mi marido no lo comprendió,
solo me regañó. Pero yo sigo aquí, a su protección, porque mi marido es lo más importante de mi vida.
¿Creéis que en esta relación hay
comunicación? ¿Creéis que escucha lo que intento decirle sin palabras? ¿Es que
acaso no soy suficientemente clara? ¿Creéis que esto es sano para los dos?...
Ahora hagamos un gran ejercicio y
volvamos a leer el texto pero donde pone “mi
marido” vamos a leer “mi mamá”.
Comunicar no es solo hablar. Comunicar
es dar y recibir, es entender las señales que nuestro hijo emite, es escuchar
con atención su cuerpo, interpretar su llanto, darle sentido comunicativo a su
jerga. Aún cuando no hay palabras existe
la necesidad de comunicar. Para ello los niños utilizan los recursos que están
a su alcance. Seamos receptivos. Los niños no son malos, ni tienen como
objetivo fastidiar nuestro sueño o enfadarnos. Solo desean ser entendidos,
sentirse protegidos y sobre todo queridos.
Seyla
0 comentarios:
Publicar un comentario