Todos sentimos diferentes
emociones; estamos felices, enfadados, frustrados, contentos…la gran diferencia
reside en cómo las gestionamos y manifestamos. Esta parte quizás es la más difícil
de trabajar, ni siquiera los adultos en muchas ocasiones sabemos cómo hacerlo,
pero sí que hay algo que podemos hacer por nuestros peques y que va a
favorecer, al menos, el reconocimiento de las mismas. Me refiero al vocabulario
emocional. Dotar a los niños de un vocabulario emocional no sólo va enriquecer su léxico sino que va a ayudarles
a expresar sus sentimientos y emociones lo que favorecerá una gestión mejor de
éstas.
No sólo nos sentimos tristes,
enfadaos o contentos…a veces nos sentimos frustrados, sentimos nostalgia,
sentimos pena o incluso envidia. Todo ello son emociones y tendemos a
etiquetarlas siempre en las principales: triste o contento.
Las emociones forman parte de
nuestro día a día y es imposible evitarlas. Además cumplen una serie de
funciones vitales, según Revee (1994) todas cumplen una función adaptativa,
función social o motivacional. Las emociones adaptativas preparan al organismo
para la acción. Las de función social sirven para comunicar nuestro estado de
ánimo. Y la función motivacional facilita las conductas motivadas.
Dentro de las emociones existen
emociones primarias, que surgen en los primeros momentos de vida, y
secundarias, éstas también se denominan sociales, morales o autoconscientes y
surgen en torno a los dos años y medio o a los tres. Para que surjan es
necesaria la aparición de la identidad social, el niño debe estar iniciado en
la internalización de ciertas normas y debe ser capaz de avaluar su identidad
personal de acuerdo a estas normas.
Las emociones primarias serían:
la sorpresa (con la función adaptativa de exploración), el asco (de rechazo),
la alegría (de afiliación), el miedo (de protección), la ira (de autodefensa) y
la tristeza (de reintegración).Y las emociones secundarias son la culpa,
vergüenza, orgullo, celos, arrogancia, bochorno….
Como veis existen muchas más
emociones que estar contento o enfadado. Incluso varias manifestaciones de cada
una, por ejemplo cada persona expresa la alegría de una manera. Y de igual modo
existen manifestaciones iguales para diferentes emociones, como puede ser
llorar; de emoción, de pena, tristeza, alegría, de dolor…
Para que nuestros hijos sean
capaces de expresar el por qué de sus manifestaciones emocionales, por ejemplo llorar,
deben saber reconocer cómo se sienten y para ello es imprescindible dotarles de
un amplio vocabulario emocional.
Un ejemplo de cómo hacerlo en
niños de 2-3 años lo vi hace unos días en la escuela infantil de Lluvia (E.I. Extremadura, Madrid) a través de la expresión visual de las diferentes emociones,
con un índice en medio para señalar el estado de ánimo de cada uno.
Así que animaros a sentir y a
expresarlo incluso en vosotros mismos. Hay veces en que nos sentimos tristes o
cansados, por ejemplo, y ellos lo notan, no tengáis miedo de decirlo, para que
puedan ver cuál es la expresión de la tristeza o el cansancio y “etiquetar” la
manifestación emocional con la emoción.
Un abrazo y hasta dentro de unos días!
Seyla
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